Primero COVID, después la guerra y ahora, inflación. La inflación en países latinoamericanos siempre ha sido un tema recurrente, incluso crónico, que, pase lo que pase, parece que su fantasma siempre estará allí. No obstante, a pesar de todo, la esperanza siempre sigue ahí y algunos países aguantan la hecatombe pase lo que pase.
A continuación, analizamos el contexto, la situación actual y qué pueden hacer los empresarios para protegerse de esta mala situación financiera.
¿Qué es la inflación?
La inflación es un aumento general de los precios de todos los bienes y servicios. Se define como la tasa de inflación menos la tasa de deflación. Cuando la inflación es alta, puede provocar inestabilidad económica. Esto se debe a que hace que los precios suban más deprisa que los ingresos, lo que dificulta el ahorro para el futuro y aumenta la demanda de dinero.
La inflación afecta a todos, independientemente del nivel de ingresos. Unos pocos años de inflación elevada pueden tener un gran impacto en los ahorros, los planes de jubilación y los hábitos de gasto de la gente. Los efectos de la inflación son acumulativos, lo que significa que cuanto más dure la inflación, mayor será su impacto en la economía.
Hay varias formas de medir la inflación. Una forma es examinar el índice de precios al consumo (IPC) o el índice de precios al productor (IPP). Estos indicadores miden los cambios en los precios que pagan los consumidores por los bienes y servicios adquiridos a los productores nacionales y a los intermediarios financieros, respectivamente.
Otra forma es examinar el producto interior bruto (PIB) real. Esta estadística mide la producción económica basada en los niveles de precios en términos de tasas de crecimiento interanuales.
¿Cómo está la inflación en Latinoamérica hoy?
Según los datos ofrecidos por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), los precios de la energía y los bienes alimenticios llegaron a tocar el 8.4% de inflación, máxima cifra alcanzada desde el año 2005.
Cabe destacar que este cálculo no abarca a los países que sufren la llamada inflación crónica, por tanto se deben excluir Haití, Surinam, Cuba, Argentina y Venezuela.
En este estudio, que abarca todos los países, se pueden ver el aumento de números que rompen récords de más de 20 años, como México (con 7.82%), Colombia (con 13.12%), Perú (con 8,56%) o Chile (con 12,8%). Si hablamos de el resto de países, podemos ver las cifras de Bolivia (3,12%), Uruguay (con 8,1%), Paraguay (con 7,83%), Brasil (con 3,74%), Guatemala (con 8,29%).
Retomando los casos de inflación crónica, Argentina ha dejado perplejo a todo el mundo doblando su inflación a la del año 2021 con una cifra de 94,8%. Parece no dejar de crecer y el país, endeudado en un constante cambio de estrategias económicas, nunca termina de “arrancar” de nuevo.
Irónicamente, la tan hablada Venezuela ha reducido a más de la mitad su cifra, siendo aún así un número masivo de 305,7%.
Causas de la inflación en Latinoamérica
Las causas de la inflación incluyen el estancamiento económico, el aumento de los precios de bienes y servicios, la devaluación de la moneda y la inestabilidad política. El estancamiento económico se produce cuando la economía es incapaz de crecer. Cuando el crecimiento económico se ralentiza, puede causar inflación.
Otra causa de inflación es cuando los precios de los bienes y servicios suben rápidamente debido a un aumento de la demanda. Esto ocurre cuando la demanda aumenta más rápidamente que la oferta.
Otros factores que conducen a la inflación son la subida de los precios de los productos de primera necesidad, como los alimentos, el agua y la electricidad, la depreciación de la moneda y la inversión extranjera.
No obstante, en el caso de la inflación actual, se puede ver de lejos que el problema estuvo provocado por los choques internacionales, el mal gasto público, la inestabilidad provocada por la pandemia y la incorrecta emisión de dinero.
¿Cómo afecta la situación de la inflación a Latinoamérica?
La inflación es un problema persistente en Latinoamérica y se prevé que continúe en un futuro previsible. El aumento de los precios está presionando los presupuestos de la gente, y esto está afectando a todos los aspectos de sus vidas cotidianas.
La mayoría de los gobiernos han respondido a la inflación aplicando políticas económicas que han hecho subir los precios de los alimentos. Esto ha provocado la subida de los precios de otros artículos, como la vivienda y la educación. Esto ha hecho que la gente gaste menos en estos artículos, lo que ha provocado un fuerte descenso de la demanda y una caída de la economía.
Del mismo modo ha aumentado el desempleo y el subempleo, lo que agrava los efectos de la inflación. Estos factores han provocado altos niveles de incertidumbre e inestabilidad económica en toda la región. Es probable que la situación empeore antes de empezar a mejorar, y las empresas deben estar preparadas para las consecuencias.
Estrategias para enfrentarte a la inflación
Cuando se produce la tan temida inflación, puede causar estragos en tu situación financiera y provocar incertidumbre económica. Para evitar o minimizar sus efectos, puedes aprender a reconocer las causas de la inflación y tomar medidas para prevenir sus efectos.
No obstante, existen estrategias esenciales que pueden ayudar a tu empresa a sobrevivir a la inflación, entre ellas destacamos:
1. Analiza y establece nuevas estrategias:
Puedes plantearte ofrecer productos o servicios adicionales, o cambiar a métodos de producción más rentables que no dependan de materias primas o fuentes de energía caras. Además, puedes plantearte reducir costes reduciendo personal o mejorando la eficiencia, lo que podría ayudar a compensar el aumento de los gastos de explotación sin afectar a la calidad de tus productos o servicios.
El conocimiento y aplicación de técnicas de gestión de calidad total puede ser un pequeño paso para un gran camino en el beneficio, ahorro y fortalecimiento de tu empresa.
2. Mejora de la efectividad de gestión en tus gastos:
Una forma de gestionar los gastos durante la inflación es evaluar periódicamente las necesidades de tu empresa y elegir qué gastos son esenciales y cuáles pueden aplazarse o reducirse. Por ejemplo, si tu empresa funciona con pérdidas, puedes reducir los gastos de explotación o hacer ajustes en los gastos generales para no gastar tanto en determinadas partidas.
No obstante es importante no escatimar en gastos esenciales, como los seguros y los salarios de los empleados, ya que esto podría causarte graves problemas en el futuro si necesitas ampliar tus operaciones rápidamente. Te recomendamos realizar evaluaciones en tu empresa para ello,
como estas.
Además de gestionar los gastos con eficacia, también es importante vigilar de cerca la inflación para estar preparado cuando los precios vuelvan a subir. De este modo, sabrás cuánto dinero necesitas presupuestar para gastos futuros y podrás planificar en consecuencia.
3. Gastos estratégicos vs gastos no estratégicos:
Los gastos estratégicos son los que la dirección considera críticos para el éxito a largo plazo de la empresa. Estos gastos pueden incluir inversiones en investigación y desarrollo (I+D), formación de los empleados y campañas de marketing.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunos gastos no estratégicos pueden convertirse en estratégicos con el tiempo, a medida que evolucione la necesidad de determinados servicios o productos en el mercado. En general, diferenciar entre gastos estratégicos y no estratégicos requiere evaluar cada gasto caso por caso y tener en cuenta factores como la salud financiera general de la empresa, la estrategia empresarial y las condiciones del mercado.
4. Inclínate por la digitalización y automatización:
La automatización se refiere al uso de tecnología y procesos para realizar tareas de forma más eficiente y eficaz. Esto puede conducir a una reducción de costes, una mayor eficiencia y una mayor productividad. Apostar por la automatización en la inflación es una buena estrategia porque puede ayudarte a gestionar la tasa de inflación de forma más eficaz y eficiente.